jueves, 7 de diciembre de 2006

PREMIOS DIGNIDAD - Discurso de Víctor Lupo

"Sr. Ministro de Educación de la Ciudad, Alberto Sileoni; Sr. asesor presidencial, José Salvini; Sr. Secretario de Medios y Rector de la Universidad de Lomas de Zamora, Gabriel Mariotto, Sr. Subsecretario de la Ciudad de Bs. As, Claudio Andrili; glorias del deporte argentino, dirigentes del deporte argentino, amigos y amigas.

Hoy para mí es un gran honor ser partícipe y testigo de este primer homenaje Institucional a aquellos que hace 50 años le habían violado uno de sus derechos fundamentales de la vida, el derecho al juego. Yo nací a mi vida deportiva en un pequeño club de barrio en mi provincia natal y allí escuchaba de mis mayores que algunos decían que Yuco Fernández, el mejor jugador de la historia de Tucumán, no podía jugar en mi equipo por haber integrado la selección sub campeona panamericana en México de 1955 luego de ganarle a EE.UU. en una gran actuación.

Y no entendía como niño que era, lo que algunos decían de que al Yuco, “el tirano prófugo” le había regalado una motoneta. Otros mayores decían que ese “tirano prófugo” había sido el presidente de los argentinos, que le había devuelto la dignidad al pueblo y que había hecho especialmente partícipe del movimiento social de la Argentina a “los cabecitas negras”.

Como era muy niño no entendía por qué mi “vecino famoso” no podía defender los colores de mi equipo y varias veces, cuando mi equipo era derrotado, les puedo asegurar que lloraba en mi casa porque el Yuco Fernández no podía defender nuestra camiseta. Pasaron los años, ingresé a la facultad, comencé mi carrera de dirigente político deportivo y allí fue comprendiendo que esa “motoneta” de la que no entendía de qué se trataba, era el signo del esfuerzo, de la solidaridad, del compañerismo, de la dignidad. Y eran tiempo de desencuentros de los argentinos.

Tuve el honor de participar de la movilización de una generación de argentinos y tuve el honor de conocerlo a ese “tirano prófugo” que en ese momento nuevamente podía ser el presidente de los argentinos y ser el hombre más amado del pueblo argentino.
Pero nuevamente los desencuentros entre los argentinos como había ocurrido allá por el año 55. Y en el 76 este desencuentro llevo a perseguir, matar y torturar a toda una generación y a muchos nos hizo emigrar.

Yo fui uno de los que emigré junto a algunos que están acá hoy presentes a esta Ciudad de Buenos Aires. En esta amada ciudad formé mi familia y un día, trabajando de periodista para una revista deportiva casi clandestina, viajé hasta un pequeño club del conurbano bonaerense a hacer una nota. Me iba a encontrar con un hombre que me marcó para siempre. Un hombre que estuvo prohibido por 18 años de practicar su deporte. Con el solo pretexto que era profesional, de que jugaba a la bocha por plata, era el mejor, era campeón sudamericano pero en realidad era peronista. Ese hombre hoy está presente acá. No lo había a vuelto a ver nunca más desde aquel momento pero mi vida quedó marcada para siempre. Ese hombre humilde, honesto, “cabecita negra” es Roque Chillín Juárez.

Y allí por esos años oscuros de la Argentina y conocí al maestro de los maestros. Si hablamos de docente, seguramente Sr. Ministro hablamos de Sarmiento, hablamos de otros grandes docentes, para mí, hay uno solo, ese maestro de maestros, de generaciones de deportistas, de dirigentes, de generaciones de docentes, ese maestro que conocí en aquella época es otro de los premiados hoy. Es el querido profesor Jorge Hugo Canavesi.

Y en esa época también encontré a uno de mi generación, profesor de la CGT que también estaba perdido y andaba por ahí. Fue el primero que me habló del genocidio deportivo y fue quien me hizo entender la decadencia del deporte que había comenzado aquel 29 de octubre de 1956. Fue quien me llevó a escribir sobre esto, a conocer, me habló de Walter Lemos, me habló de Osvaldo Suárez, me habló de Miguel Ballícora y la motoneta que aún guarda en su casa. El también está presente y para mí es el mejor investigador, un historiador de la cultura popular , es el Lic. Alfredo Armando Aguirre. También desde aquella época venimos militando junto a otro de los castigados cuando aún estaba en la UES, por la motoneta, es el actual presidente de la Confederación Argentina de Deportes, el Dr. Aren.

Y dejo para lo último a quien también tuve la dicha, junto a varios jóvenes que estamos hoy acá, de haber compartido horas, siempre muy cerca de su casa porque no quería abandonar a su madre que ya era muy grande. Hablo de quien lleva su nombre el premio. La mejor tenista de la década del 50, la mejor tenista de la década del 60, una mujer con un compromiso social sin igual, una mujer que se había comprometido con el movimiento nacional siendo la deportista más famosa. Había sido campeona panamericana del 51, sacando tres medallas de oro. En Europa estaba considerada entre las mejores jugadoras del mundo. Esta mujer nos llevó, explicándonos durante muchos años, a comprender la importancia del deporte dentro del movimiento social. Esa mujer que fue perseguida, exiliada, injuriada, que los periodistas no le entregaban los premios que se merecía, que hasta un intendente prohibía que se le entreguen premios en 1980, a la cual sus rivales no se le presentaban a jugar. Esa mujer a la cual la llevaron al suicidio.

Hoy el tener acá a su sobrino directo me dio una gran alegría porque nunca
había visto a un familiar después de su muerte.

Ella siempre hablaba de su mamá, y al año de muerta ella, entregó su vida en Mar del Plata. Esa mujer que nos inculcó a todos el amor al deporte y un fuerte amor a la Patria, se llama Mary Terán de Weiss.

Y por todo esto que fuimos conociendo en el trayecto de nuestra vida, de nuestra militancia, es que nos decidimos a escribir el libro. Y el libro del cual hablaba Apo, al comienzo del acto, es donde contamos estas historias. y allí expresamos “si a la historia dicen que la escriben los que ganan, nosotros somos la otra parte de la historia”. Por eso, escribimos este libro para que se sepa la verdadera historia y hoy estamos haciendo un poco de justicia, porque es imposible hacer justicia con ustedes solamente dándoles este premio.

Yo le agradezco a Dios y le agradezco al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires , el Lic. Jorge Telerman, que me haya posibilitado justo a los 50 años de aquella injusticia sin igual, para poder reparar en parte tantos desencuentros. Por eso, gracias maestros del deporte por su compromiso social, por enseñarnos a ser leales y solidarios. Gracias por formar jóvenes que lleven sus legados. Gracias por la generación de amigos. Gracias por su dignidad. Gracias por honrar la vida".